Nuestra comunidad se ha llenado de alegría en acción de gracias al Señor.
El pasado 23 de septiembre del 2010, en la fiesta de San Pío de Pietrelcina dos de nuestras hermanas María del Socorro y Celsa de la Cruz, renovaron su consagración al Señor.
Esta renovación de votos fue realizada dentro de la Eucaristía de este día, presidida por el Padre Sergio Delgado, quien desde el inicio de la misa las estuvo animando en el seguimiento de Cristo. A continuación ponemos un fragmento de la homilia.
"Todo es vanidad, vaciedad", nos indica la primera lectura que escuchamos. Lo que no pasa, lo que permanece, lo que da sentido a nuestra vida es Dios.
"El hombre es una pasión inútil", dicen algunos filósofos. Sólo Dios le da sentido pleno a la vida del hombre.
Si no estamos en Dios caemos vaciedad, en el sin sentido, en la rutina.
Jesús es el que da sentido a nuestra vida. Él es quien nos llama y nos consagra. Jesús está vivo, nos escucha y nos atiende.
Para muchos, nuestra vida es un absurdo, y podriamos preguntarnos: ¿Cómo dejar padre, madre, amigos... todo lo que el mundo nos ofrece? Sólo quien se ha encontrado con Cristo es capaz de todo esto.
Después de la homilia se dió paso a la renovación de votos que consistió en pronunciar una fórmula donde se específica esta entrega a Dios por medio de tres votos: pobreza, castidad y obediencia; además de observar lo escrito en nuestra regla como Orden Franciscana. Se realiza "en manos de la superiora", en este caso la Madre María Elena; este gesto se expresa de rodillas frente a la superiora, a quien se le toma de la mano, signo de la obediencia que se le rinde a Dios mismo y así se pronucnia esta entrega renovada al Señor.
A continuación compartimos con ustedes la alegría que nuestras hermanas expresan ante este paso del Señor por sus vidas.
"El amor me ha herido" Esta es una frase de San Pío de Pietrelcina, quien me acompañó en estos días de preparación para renovar el "SÍ" que un día le dí al Señor. Ha sido una experiencia de gracia y de amor y de sentirme pequeñita por haber puesto los ojos en mí, su pobre creatura, es un regalo maravilloso el sentirme amada y llamada por Dios y al cual he consagrado mi vida y quiero cumplir su proyecto en mí.
Dios les bendiga y les recompense el que hayan pedido por mí y me sigo encomendando a sus oraciones para éste año de gracia, que lo aproveche al máximo y pueda pronunciar mi "sí" sostenido, el cual un día le dí y no me arrepiento. ¡Vale la pena seguir a Cristo!
(H. María del Socorro CCS)
Este día, en la comunidad, transcurrió lleno de alegría porque experimentamos el amor de Dios entre nosotras. La frase que un día SAn Francisco pronunció hoy la hacemos nuestra:
"El Señor me ha dado hermanas...
...Alabado seas mi Señor,
por el don de la comunidad"
...Alabado seas mi Señor,
por el don de la comunidad"